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De los tontos contemporáneos
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Petrorías / Artículos
En este mundo nuestro son manada, los que a la verdad son alérgicos, los que con ideologías se acuestan, los cómodos de razones simples, los que creen que lo que decida la mayoría es lo mejor o que la minoría debe imponer su visión a los demás para ser respetada; no puedo contenerme en afirmar que ambas aberraciones son totalitarias.
Los que sólo creen en la razón y no saben que la gran mayoría de cosas que hace o piensa un hombre se basan en creencias, y cierran los ojos para racionalizarlas y no verlas, que no ven que la mayoría de sus decisiones tienen una base irracional o emocional. Y aquellas masas ingentes que se amarran a su soberbia, los que, un día, olvidaron lo que son: hombres.
Sencillamente hombres, capaces de lo mejor y lo peor; donde el más tonto -el tonto contemporáneo- es el que desconoce su condición humana.
Si el tonto, el de toda la vida, no se sabe tonto; al tonto contemporáneo no le importa un ápice s…
En este mundo nuestro son manada, los que a la verdad son alérgicos, los que con ideologías se acuestan, los cómodos de razones simples, los que creen que lo que decida la mayoría es lo mejor o que la minoría debe imponer su visión a los demás para ser respetada; no puedo contenerme en afirmar que ambas aberraciones son totalitarias.
Los que sólo creen en la razón y no saben que la gran mayoría de cosas que hace o piensa un hombre se basan en creencias, y cierran los ojos para racionalizarlas y no verlas, que no ven que la mayoría de sus decisiones tienen una base irracional o emocional. Y aquellas masas ingentes que se amarran a su soberbia, los que, un día, olvidaron lo que son: hombres.
Sencillamente hombres, capaces de lo mejor y lo peor; donde el más tonto -el tonto contemporáneo- es el que desconoce su condición humana.
Si el tonto, el de toda la vida, no se sabe tonto; al tonto contemporáneo no le importa un ápice s…
Tiempos revueltos
#minipost
Poesías
No queda duda alguna que en estos tiempos que mal andan revueltos, recala la locura del príncipe del pueblo.
Pues ya no hay peor burlesca descordura ni mayor insensatez ni tamaño desafuero que roer la cultura del capitel a la base.
dejar la casa en cueros venderla con premura , en un mal despacharse, lo de nuestros ancestros dilapidan y apuran sin apenas turbarse.
Ya no hay nada sereno, ni moral en la hechura ni seso en lo que se hace mil apetitos prestos a mostrar la bajura del que no aspira a grande.
Se ha antojado completo, no le duele la duda porque está en regodearse, ya no requiere arrestos, ya no quiere estatura, tiene un ego rampante.
Nada le ata, por ello, con nada se apura de libre que es, no sabe, que es como un pollo suelto sin cabeza ni brújula. A nadie cede su sangre.
A su destino es ciego, la vida no le es dura, no requiere rescate -de moral es liberto- ni esperanza ninguna porque nada le atañe.
Al terminar de supurar la vil herida del ego que hiz…
No queda duda alguna que en estos tiempos que mal andan revueltos, recala la locura del príncipe del pueblo.
Pues ya no hay peor burlesca descordura ni mayor insensatez ni tamaño desafuero que roer la cultura del capitel a la base.
dejar la casa en cueros venderla con premura , en un mal despacharse, lo de nuestros ancestros dilapidan y apuran sin apenas turbarse.
Ya no hay nada sereno, ni moral en la hechura ni seso en lo que se hace mil apetitos prestos a mostrar la bajura del que no aspira a grande.
Se ha antojado completo, no le duele la duda porque está en regodearse, ya no requiere arrestos, ya no quiere estatura, tiene un ego rampante.
Nada le ata, por ello, con nada se apura de libre que es, no sabe, que es como un pollo suelto sin cabeza ni brújula. A nadie cede su sangre.
A su destino es ciego, la vida no le es dura, no requiere rescate -de moral es liberto- ni esperanza ninguna porque nada le atañe.
Al terminar de supurar la vil herida del ego que hiz…
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